Alergias e intolerancias alimentarias

Las alergias e intolerancias alimentarias están cada vez presentes en nuestra vida. Estas alergias e intolerancias alimentarias no tienen que producirse específicamente desde que nacemos. Muchas veces se pueden presentar a lo largo de los años. En Nutrición Vitoria te ayudamos a llevar la mejor alimentación para evitar tener problemas con estas alergias e intolerancias alimentarias.

Alergias

Las alergias aparecen con mayor frecuencia en la infancia. Estas alergias son una reacción o respuesta inapropiada del organismo ante una sustancia concreta (alérgeno).

En la alergia alimentaria, el alérgeno es principalmente una proteína de un alimento con el que entramos en contacto por ingestión, contacto o inhalación.

En personas con alergia alimentaria no sabemos con claridad la causa determinada. La reacción alérgica puede dar síntomas muy variados: cutáneos, gastrointestinales, respiratorios o neurológicos.

 

ALERGIA AL HUEVO

En la alergia al huevo, el alérgeno entra en contacto con el organismo de la persona afectada al ingerir la proteína del alimento. La albúmina del huevo es la proteína que tiene mayor capacidad alergénica y se encuentra en la clara. En la industria alimentaria es usada como aditivo estabilizador, espesante y para dar más textura, entre otras funciones.

 

ALERGIA AL PESCADO

El pescado es, junto al marisco, el alimento que mayor número de alergias provoca.

La histamina (proteína del pescado) y el parásito anisakis pueden causar reacciones alérgicas. El anisakis es un parásito cuyas larvas viven en el conducto digestivo de muchas especies (merluza, bacalao, etc.). Este parásito se introduce en el ser humano al ingerir pescado crudo, en salazón, ahumado, marinado o poco cocinado, y puede producir una reacción alérgica en personas sensibles, en ocasiones graves.

Los síntomas más frecuentes son: erupción, picor cutáneo y dificultad respiratoria.

 

ALERGIA A LA PROTEÍNA DE LA LECHE DE VACA (CASEÍNA)

En el caso de la leche de vaca, todas sus proteínas tiene poder de provocar alergia; sin embargo, no todas ellas tienen la misma capacidad sensibilizante. La caseína representa el 84% de las proteínas lácteas, por lo que está implicada en el mayor número de este tipo de alergias.

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Intolerancias

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Las intolerancias alimentarias son reacciones adversas del organismo hacia alimentos que no son digeridos, metabolizados o asimilados completa o parcialmente.

Hay que diferenciar dos tipos de intolerancia alimentaria. Se hace en función del proceso por el que ocurre: las intolerancias alimentarias metabólicas y las intolerancias alimentarias inespecíficas. Las primeras se producen porque el organismo no digiere bien o no metaboliza correctamente el alimento. Lo cual es debido a un fallo orgánico. Las segundas son debidas a que el organismo no asimila adecuadamente el alimento. Y esto sucede independientemente del estado clínico del individuo. Es decir, se produce tanto en personas sanas como no sanas. Y la intolerancia se la provoca el alimento en sí al organismo y no al revés, como en el primer caso.

 

INTOLERANCIA AL GLUTEN (CELIAQUÍA)

La celiaquía es una enfermedad intestinal crónica que provoca malabsorción. Esta enfermedad es debida a una alteración de la mucosa del intestino delgado proximal.

Se caracteriza por la intolerancia al gluten, complejo de proteínas contenida en el trigo, centeno, avena y cebada y alimentos que contengan estos granos. Al introducir alimentos con gluten en la dieta se inicia la sintomatología. Produce irritabilidad, inapetencia, distensión y dolor abdominal, deposiciones frecuente y a veces vómitos. Se suele desarrollar deficiencia de ciertos nutrientes, principalmente vitaminas y minerales.

 

INTOLERANCIA A LA LACTOSA

La lactosa es el azúcar que se encuentra de forma natural en la leche. Y para digerirla, el organismo humano precisa de la enzima lactasa que se produce en la mucosa intestinal. Por ello, la intolerancia a la lactosa se debe a la disminución o ausencia de lactasa en el conducto digestivo. La causa de intolerancia a la lactosa puede ser congénita o adquirida. Los síntomas suelen ser flatulencia, cólico intestinal y diarrea.

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